Ahorrar con la calefacción:
La calefacción representa el 41 % del consumo energético de nuestra vivienda. Ello le da una especial relevancia al tipo de caldera que tengamos, siendo las calderas de condensación las que nos ofrecen mayor eficiencia con cualquier tipo de instalación.
Para optimizar el funcionamiento de la caldera es necesario que esté dotada de sistemas de regulación, como son los temostatos ambiente programables. Esto hace compatible nuestro confort con el ahorro energético.
Cabe tener en cuenta que por cada grado que aumentemos la temperatura ambiente, el consumo de energía se incrementa en, aproximadamente, un 7 %. En este sentido y sin dejar de sentirnos confortables en nuestro hogar, se recomienda tener la vivienda a una temperatura ambiente de entre 19 y 21 ºC durante el día y, por la noche, mantener la temperatura en los dormitorios a una temperatura entre 15 y 17 ºC.
Por la noche, para evitar al máximo las fugas de calor, deben cerrarse las persianas y cortinas. Incluso puede ser innecesario poner en marcha la calefacción si se aprovecha el calor acumulado durante el día.
En caso de ausentarse de casa durante unas horas debe reducirse a la temperatura a 15ºC.
La utilización de las llamadas válvulas termostáticas en radiadores permite ajustar la temperatura de cada estancia a las necesidades requeridas en cada momento.
El mejor lugar para colocar un radiador es debajo de las ventanas.
Debe evitarse cubrir los radiadores con ropa o similares.
Al inicio de la temporada de calefacción, deben purgarse los radiadores. El aire contenido en su interior dificulta la transmisión de calor.
La ventilación de la vivienda resulta suficiente dejando las ventanas abiertas durante 10 minutos. Con ello se consigue renovar el aire sin que se llegue a enfriar totalmente la casa.
Igualmente, es importante realizar mantenimientos preventivos del aparato que garanticen que se mantienen sus prestaciones originales.
Finalmente, si es posible, mejorando los aislamientos y cerramientos de nuestra vivienda, evitaremos que se escape el calor que hemos generado. Los sistemas de doble cristal o doble ventana reducen a la mitad las pérdidas de calor.
Ahorrar en el baño
El gasto energético destinado a producir agua caliente sanitaria es el segundo en importancia y representa un 26 % del total.
Para ahorrar energía en este servicio indispensable en nuestro hogar es muy importante disponer de un aparato que ajuste la potencia a las necesidades reales que puedan darse en cada momento.
La energía solar nos ofrece la posibilidad de precalentar el agua, llegando a prescindir en muchos casos del uso del generador.
Si tienes grifos independientes, agua fría y caliente, es aconsejable cambiarlos por un único grifo de mezcla: monomando.
Si no se requiere agua caliente, los grifos monomando deben abrirse en la posición extrema del agua fría para evitar pequeños caudales que enciendan el generador.
¿Ducha o baño? Una ducha consume cuatro veces menos energía y agua que un baño. Tú decides.
Puede ahorrarse entre un 4 y un 6% de energía instalando un regulador de temperatura con termostato para la ducha
La temperatura ideal para la ducha y el aseo personal, se sitúa entre los 37 y 40ºC
Ahorrar en la cocina:
La cocina es un punto donde se consume gran cantidad de gas. El consumo energético derivado se estima en un 11% del total y el ahorro en gas es posible si se tienen en cuenta algunas recomendaciones.
Debe procurarse que el fondo de los recipientes sea ligeramente superior a la zona de cocción para que la llama incida totalmente en su base. De esta manera aprovechamos al máximo el calor de la cocina.
El uso de ollas a presión, además de ahorrar tiempo, consumen menos energía.
En ollas convencionales, el simple hecho de taparlas permite ahorrar energía.
Los hornos pueden apagarse unos instantes antes del tiempo de cocción requerido para aprovechar su calor residual.
Tanto si tienes un horno a gas como si es eléctrico, evita abrirlo innecesariamente: cada vez se pierde el 20% del calor acumulado.
Aprovecha al máximo la capacidad de tu horno.